en estas fotos salen la danae, el benjamín, el chuenque y yo. el chuenque era nuestro perro, quizás nunca nos preocupamos debidamente de él, nunca le dimos el cuidado que merecía, pero por lo menos yo, lo quería mucho y me da mucha pena que ahora no esté. me entristece salir al patio y ver que no está por ninguna parte, que no está tirado, sin moverse, en la alfombra de entrada a la casa. que no podré darle mi almuerzo cuando no quiera comerlo, me apena recordar la última vez que le dejé mi trozo de pollo en su plato y sólo se quedó echado mirándome con su cara triste. me entristece ver su casa vacía que siempre estuvo vacía porque el chuenque nunca entró en ella, ni cuando llovía. nosotros hemos crecido, el chuenque también creció, tal vez creció demasiado, envejeció, se enfermó y ahora ha muerto.
